La tormenta se acerca,
los relámpagos culebrean tras de mi
en negras nubes que gestan la tempestad.
Por las calles vacías
el viento arrastra el olor a lluvia
y la noche cae, más fría y oscura a cada paso.
Camino sin prisa
en los aledaños del temporal
disfrutando de la ciudad solitaria.
Regreso a casa y,
cobijado en el portal,
hecho un ultimo vistazo.
Huele a repiqueteo de lluvia al dormir,
a noches frescas de verano;
huele a expectación,
huele a mi infancia.