viernes, 23 de julio de 2010

Ayer

La tormenta se acerca,
los relámpagos culebrean tras de mi
en negras nubes que gestan la tempestad.

Por las calles vacías
el viento arrastra el olor a lluvia 
y la noche cae, más fría y oscura a cada paso.

Camino sin prisa
en los aledaños del temporal
disfrutando de la ciudad solitaria.

Regreso a casa y,
cobijado en el portal,
hecho un ultimo vistazo.

Huele a repiqueteo de lluvia al dormir,
a noches frescas de verano;
huele a expectación,
huele a mi infancia.

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