sábado, 1 de noviembre de 2008

Sobre la bomba en Navarra

No tengo una gran capacidad de palabra, y la audiencia casi inexistente de mi Blog tampoco me ha dado animos a posicionarme alguna vez frente a ningun acto social. Pero no me gusta ETA.

Desde que soy pequeño la ETA siempre ha sido sinónimo de miedo, violencia y muerte. No dudo que si escarbas un poco mas distingues causas (que no razones) sociales e históricas para su existencia, pero, como decía Morgue con mucha razón, "
para el mundo somos la consecuencia de nuestras acciones", con lo que, para el mundo, ETA es miedo, violencia y muerte.

Algunos que visiteis mi pagina, ya sea en estos dias, o dentro de muchos haciendo Bogarqueología, podreis pensar que todo forma parte de una lucha, de unos ideales, pero cito al abogado defensor en el juicio de Miguel Servet, cuando digo que "
Matar a una persona por defender un ideal no es defender un ideal, sino matar a una persona"

Aqui se acaba mi probre retórica. Normalmente me dedico a ser repetidor de las buenas ideas y frases que encuentro por la red, asi que, si me lo permiten, me limitare a citar a Jose A Perez de Mi mesa Cojea.


YIHADITARRAS

Hoy la Yihad vascongada ha continuado su ofensiva contra los coches españoles detonando un turismo de cinco puertas en la Universidad de Navarra, lo que ha provocado los consabidos daños auditivos y ataques de nervios. El coche fue abandonado a medio camino entre la biblioteca y la Facultad de Comunicación, como si los yihaditarras no tuvieran muy claro qué preferían como objetivo, si los libros o sus futuros autores.<zb:break>

Este atentado me ha recordado algo que tuve el privilegio de vivir en primera persona hace casi una década. Ocurrió en otra facultad de Comunicación, la de la Universidad del País Vasco, el 19 de diciembre de 2.000.

Aquel día, por la mañana, estaba yo fumando un cigarro entre clase y clase, cuando el edificio empezó a ser desalojado. Alguien se había percatado de que en el ascensor había un paquete sospechoso que "parecía" una bomba. Lo era. Estaba cargada con 3"5 kilos de dinamita, se activaba a distancia y, según se confirmó después, debía servir para asesinar a Gotzone Mora, profesora de sociología y portavoz por aquel entonces de la plataforma "Profesores por la Libertad". Gracias al desalojo, a la intervención de la Ertzaintza y a que Gotzone Mora se retrasó un poco, la bomba no llegó a explotar.

A los yihaditarras, está claro, no les gustan las facultades de comunicación porque saben que su mayor enemigo no está en la policía ni en los jueces ni en los políticos. Su enemigo más peligroso está en las Humanidades, en la Historia, en la palabra y en la imagen, en la opinión y el editorial, en la libre expresión y en la libre oposición.

La bomba que pusieron en mi facultad nos convenció a unos cuantos de la necesidad de usar la palabra como arma, de defender la libertad de expresión a pesar de todo y de cuantos hiciera falta.

Sé que esta noche, en Navarra, muchos estudiantes están mirando fijamente un Word en blanco, preguntándose cómo empezar, cómo abordar un problema tan complejo sin que la rabia domine la sintaxis, cómo escribir con una violencia equiparable a un coche en llamas. Encontrarán la manera.

Los yihaditarras, mientras tanto, aguardarán en un piso franco, asilados del mundo y de sí mismos, ignorando que sus actos, lejos de haber "socializado el dolor", tal y como pretendían, han socializado un poco más la rebeldía.

Que ardan, pues, las palabras. Y que el incendio los acorrale.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Contribuye a que siga teniendo ganas de postear... ¡comenta!