Hoy me toca el segundo ejercicio de narrativa. Las descripciones indirectas. estas son aquellas en las que se describe al perosnaje mediante un aspecto de el, muchas veces filtrado por la percepción del narrador.
Son las mas usadas en la literatura moderna, que se centra mucho mas en las impresiones, y me parecen mas entretenidas. A ver que tal me va.
DESCRIPCIONES INDIRECTAS
1. Hacer una descripción indirecta, en 10-20 lineas, de una mujer burguesa, antigua alumna de un colegio de monjas, por su voz.
Escuché la voz de La Falque desde las escaleras, su sonido, profundo y claro, se oía por todo la planta baja. Aunque no entendí lo que decía, supuse que estaba contando alguna anécdota que le había sucedido en la capital, pues siempre usaba ese todo solemne, como quien declama poesía, para que nadie se atreviese a interrumpirla.
No entré inmediatamente en el saloncito de té, sino que me quedé escuchando escondido entre las cortinillas. La dama proseguía hablando de su viaje por la villa con palabras tan bellas y elocuentes que mis primas escuchaban embobadas como si les hablase de Paris en primavera o Venecia en Carnaval.
Y no me extrañaba. Yo mismo había acabado enamorado de la voz de La Falque. Cruzar dos palabras con ella bastaba para transformar a nuestra simpática y regordeta vecina en una impresionante dama de corte, sacada de alguna ópera.
Cuando era más pequeño, durante las largas ausencias de mis padres, ella cruzaba muchos días a nuestra casa para cuidarme y leerme los libros que ella leyó a mi edad en el internado. La verdad es que de niño nunca tuve mucho interés en aquellas obras -El sí de las niñas, La Regenta...- pero era tal la pasión con la que leía que me pasaba las horas muertas escuchándola.
EJEMPLO PARA COMPARAR: Esther Tusquets. El mismo mar de todos los veranos. Página 36.
Opinión: La autora cumple muchísimo mas que yo con lo marcado. Se basa únicamente en la voz para retratar al personaje, sobreentendiendo la educación en el colegio de monjas por el estilo ligeramente pedante de quien habla. Mejor que yo, desde luego, pero me gusta más la mía en este caso.
2. Hacer una descripción indirecta, en 10-20 lineas,de una mujer bella, enfermiza, muy religiosa, por sus manos.
La recuperación fue lenta y dolorosa. De aquellos días -en los que aún no sabía si recuperaría la vista- recuerdo la angustia, no tanto de verme sumido en las tinieblas, sino de la soledad que llegué a sentir en aquel pabellón lleno de heridos.
Normalmente, un médico nos visitaba dos veces al día y murmuraba a sus compañeros nuestro estado. Las enfermeras eran las que más se preocupaban por nosotros, inyectando morfina y medicinas, cambiando vendajes y, cuando las había, poniéndonos sábanas limpias.
Uno de estos días apareció mi ángel. Lo noté cuando, al cambiarme las vendas de la cabeza sentí, rozándome la piel, un tacto grácil y cuidadoso en lugar del fuerte y cansado al que nos habituaban las enfermeras.
Sus dedos, suaves y frescos, bailaban sobre mis heridas aliviando el dolor mejor que la morfina. En ocasiones los notaba detenerse curiosos ante una cicatriz, o posarse piadosos sobre un vendaje recién puesto.
Di gracias al cielo cuando la muchacha volvió los siguientes días. Supuse que sería una de las jóvenes voluntarias de la cruz roja e intenté chapurrear un par de palabras en italiano, pero no obtuve más respuesta que una caricia en los labios y un suave chistido.
Aunque no distinguía el día de la noche, las visitas de la joven se convirtieron en mi orden de vida. El alba llegaba con su tacto y la noche caía cuando la oía alejarse por el pabellón.
Cuando al fin pude mover los brazos, aproveché un momento en el que me estaba lavando el torso para acariciarle las manos. Se asustó y dio un pequeño respingo, pero al fin rio –¡una risa clara, tan alejada de aquella guerra!- y entrelazó sus manos con las mías, comprendiendo que era mi única forma de verla.
Su piel era fina y delicada, marcándose cada pequeña vena por debajo. En los nudillos se notaban las marcas de los sabañones que este maldito desierto le había dejado. Aunque note su tacto grácil, se percibía el pulso decidido de una mujer habituada a luchar con la enfermedad, quizás enfermera, quizás enferma, quizás ambas.
Ella me soltó riendo en su idioma que, aunque no comprendí, me sonó suave y cantarín. Con el gesto debí caerle en gracia, porque desde entonces me visitó más a menudo. Incluso una vez me despertó su suave murmullo junto a mi catre. Tanteé la oscuridad, buscándola a mi lado, y encontré sus manitas juntas, pasando las cuentas de un pequeño rosario.
Ese día decidí que, si salía vivo de allí, me habría de casar con la muchacha de las manos de seda.
EJEMPLO PARA COMPARAR: Ramón del Valle-Inclán. <>. Jardín Umbrío.
Opinión: ¿Sutil?¿Has dicho sutil? Yo no, desde luego. Igual que en el ejercicio anterior, parezco incapaz de describir un personaje sin hacer un zoom salvaje ni empezar a contar nada.
Ramón del Valle-Inclán retrata una mujer en dos o tres detalles, no sólo describiendo las manos (una tullida y la otra delicada), sino que tambien usa gestos (caricias, la señal de la cruz) y referencias (torso de madonna) para generar un ambiente propio. Y lo hace sin cansar ni nada.
OPINION FINAL: Sigo lejos, muy lejos. Sin embargo comienzo a percibir que mi estilo es bastante atropellado. No se si eso es necesariamente malo, pero debería ser capaz de dominarlo para evitar entrar en una narración demasiado desordenada.
No obstante, estoy agradeciendo estos ejercicios. Tanto por obligarme a escribir como por exigirme inventar las situaciones. no se si mejoraré mucho, pero estoy notandome menos oxidado día a día.
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