Hoy he tenido un poco mas tiempo del que pensaba, así que me he puesto con un ejercicio que me ha agradado mas que los últimos: La palabra exterior y las voces de los narradores. Como de costumbre, el tema dispuesto sobre el que trabajar no es el que más me emociona, pero esto me viene bien.
Por un lado, me ayuda para acosumbrarme a escibir cuando no este "Raptado por la musa". Por otro, y no menos importante, me obliga a coger un hecho que no me acaba de llamar la atención y trabajar con él para que, ya sea por la presentacion o los detalles, se convierta en algo que .aya más con mis gustos.
Sin molestaros más, os presento el ejercicio. Ya me direis que os parece.
Palabra exterior
1. Escribir la siguiente anécdota en voz de tres narradores distintos: "El el autobús S, a una hora punta. Un tipo de unos 26 años, sombrero de fieltro con cordón en lugar de cinta, cuello muy largo, como si se lo hubiesen estirado. La gente baja. el tipo en cuestión se enfada con un vecino. Le reprocha que lo empuje cada vez que pasa alguien. Tono llorón que se las da de duri, al ver un sitio libre, se precipita sobre él".
A) Una persona culta, pretenciosa y grandilocuente.
Esta es la última vez que voy
en el bus, lo juro.
Hoy, al medio día, me he
encontrado sin suelto y con el cajero estropeado. Según miraba en el Iphone
donde había otro, he visto venir el bus de la línea "S", esa tan
nueva que inauguraron hace medio año, y me he dicho "¿por qué no,
Ignacio?, el transporte público ha mejorado mucho". ¡Error!
A los cinco minutos estaba
atrapado en una lata de sardinas, sumergido en la multitud; nunca he entendido
tanto lo de "olor a humanidad". Cada vez que el conductor -bastante
brusco, por cierto- hacia una parada el rebaño de pasajeros se agitaba
histérico, arrastrándome arriba y abajo.
En una de estas he dado en
chocar con un joven un tanto extraño: estirado, mal vestido y pretendiendo
llamar la atención con un estúpido sombrero. Cuando el barullo de gente se ha
parado me he quedado mirándole, esperando una disculpa, pero en su lugar ha
tenido la desfachatez de soltarme una reprimenda absurda sobre el civismo.
Yo he aguantado el envite entre
sorprendido y enojado, formándome ya en la cabeza una réplica con la que
cerrarle la boca. Pero ni siquiera había terminado con su propia diatriba
cuando lo he visto escabullirse por mi lado, fintando ancianas y tullidos, y
lanzarse sobre un pequeño asiento libre como un tigre famélico sobre su presa.
Luego, el joven ha hecho oídos
sordos a las protestas encolerizadas de la muchedumbre... ¡pues ahora era su
civismo el puesto en entredicho!. Pero el espectáculo me ha durado poco: casi
al momento hemos llegado a otra parada y
el instinto borreguil ha ahogado las protestas con la ciega ansiedad de subir y
bajar.
Yo, por supuesto, he
aprovechado para bajarme allí. Prefiero soportar mil veces un paseo un paseo
bajo el agobiante sol de Junio que un solo minuto en aquella olla de patetismo
resignado e hipócrita.
B) Un pasota (NOTA: He buscado mucho para comprender lo que es un pasota, según el autor del libro que estoy siguiendo. Al parecer hace referencia al "lenguaje cheli", por lo que he decidido usar un lenguaje coloquial, alejado del cheli, pero cercano a mi ambiente).
Menudo día de mierda. Después
de una mañana, que se me ha hecho eterna, aguantando al payaso de mi jefe, me
ha tocado cascarme tres transbordos para cruzar la ciudad, y todo para que la
gente me diera plantón al final. Al
menos en el bus he tenido espectáculo.
En la parada antes de la
universidad se ha subido un pavo bastante friki. Era mogollón de alto y con el
cuello estirado, como los pajaros esos que meten la cabeza en la tierra, y para
rematar llevaba sombrero. Y no uno de esos que se llevan ahora, que ya habría
sido bastante raro, sino uno así como de mafioso americano pero con cuerdecita
en lugar de lazo. Vamos, que tenía unas pintas acojonantes.
Le he mirado al subir y tal,
pero luego he pasado bastante y me he puesto a escuchar música. El follón de
verdad ha empezado cuando ha subido todo el mogollón de la universidad. Íbamos
por el paseo de la ribera, llenos hasta el culo, y de repente veo a un tío
emperifollado abrirse paso entre la gente. Le habrá pasado al del sombrero como
a un metro, pero de repente el friki se le ha puesto a gritar como si le
estuvieran matando.
Que sí que poca vergüenza, que
sí que se había pensado el otro. Joder, parecía que se lo hubiera aprendido de
memoria y fuera por ahí con ganas de chillárselo a alguien. A todo esto, el
otro tio se iba poniendo rojo como un pimiento, pero no soltaba ni prenda. Y de
repente, el friki se calla, agacha la cabeza y echa a correr por mitad del bus.
¡En serio! ¡A pocas mata un par de viejas a empujones!
Y al final se tira a peso
mierda sobre un asiento de los de embarazadas. No se ni como lo había visto. La
gente a pocas lo mata, en serio. Le han comenzado a llamar de todo y el tío se
ha limitado a mirar por la ventanilla como si la cosa no fuera con él. Y el
pavo arreglado, bueno, a ese le cabía un pan por la boca: ha pillado tal cabreo
que se ha bajado en la siguiente parada.
C) Un filósofo
Hoy ha sido un día increíble.
He podido asistir, en tan solo un momento, al crisol de
emociones del alma humana. He podido ver, tras el frágil nacarado de la civilización,
la carne nervuda y palpitante del hombre primitivo.
Marchaba yo esta tarde en el autobús cuando de repente
escuche ante mi gran algarabía. Me enderecé para ver por encima de las cabezas
de la multitud, que se extendía por el vehículo como un océano de humanidad. Más
allá la muchedumbre se abría, mostrándome dos campeones enfrentados.
De un lado, se erguía un orgulloso caballero. Alto, moreno,
bien vestido: la vida le había sonreído y le enviaba como representante de los
afortunados y queridos. Era sin duda el adalid de todos aquellos que
justificaban sus actos mostrando lo brillante de sus ganancias.
Y a este se le enfrentaba el héroe más singular que jamás he
visto. Famélico y estirado, su cuerpo se combaba y sacudía con cada palabra,
como si se mostrase incapaz de contener la energía de su discurso. El cuerpecillo
de este extraño daemon lo remataba un
fino y largo cuello, que apenas le daba para sostener un sombrero con el que se
ataviaba, diferenciándose así de la desnuda multitud de cabezas.
El joven, revestido durante un instante del espíritu del
mundo, recriminaba al caballero las afrentas causadas: su indiferencia ante el
dolor ajeno, su desmedida ambición y su ciega sed de prosperidad con la que
ahogaba a sus coetáneos. El enemigo arquetípico, sabiéndose vencido, callaba
como un miserable, limitándose a lanzar una enojada y mortal mirada al osado
combatiente.
Pero -¡oh, hados del destino!-, en un segundo la gracia
abandonó al muchacho, que se zambulló entre la maraña humana hasta. Todos le
seguimos extrañados con los ojos hasta que vimos a donde se dirigía: a ocupar
el último asiento libre en el atestado vehículo, adelantándose así a los
necesitados que pudieran reclamarlo.
La multitud, sintiéndose traicionada, le
increpó duramente como a un Bruto cualquiera, mientras el caballero aprovechaba
para escabullirse fuera del autobús.
Durante un instante vi la
gloria y el enfrentamiento. Durante un instante confié en los héroes que
produce la humanidad, para asistir justo después a la caída que se produce
cuando la gente ataca a los aprovechados porque envidia sus posesiones, y no
porque estos hayan traicionado a su propio pueblo.
Triste. Heroico. Inspirador.
Debo ir más días en bus.
EJEMPLO PARA COMPARAR: Raymond Queneau. Ejercicios de estilo (capítulos extraidos).
Opinión: Me gusta lo que he hecho. "Ejercicios de estilo" plantea unos capñitulos muy axtremos, algunos se me hacen incluso arduos de leer y un pelín aburridos. ¡Y lo que no le perdono a un libro es que me aburra!
¿Y mis relatos que os han parecido?¿Os han gustado?¿Creeis que tienen que ver con lo pedido?¡Comentadme!
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